Metafísica.4. Principio de Polaridad

El Principio de Polaridad se encuentra justo en el medio. La comprensión cabal del mismo permite producir grandes cambios en la vida. Si todavía no has visto grandes cambios en la vida. Si todavía no has visto resultados notables con la aplicación de lo que has estudiado hasta ahora, prepárate para experimentar la magia de la transformación.
El Principio de Polaridad dice textualmente: “Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”.
Para comprender mejor el Principio de Polaridad, lo vamos a estudiar por partes. Está claramente explicado que en el Universo donde vivimos todo es doble, todo tiene su par de opuestos. Algunos son: blanco/negro, hombre/mujer, calor/frío, arriba/abajo, este/oeste, bueno/malo, rico/pobre, amor/odio, sucio/limpio, culpable/inocente.
Nuestra función como metafísicos es aprender a “armonizar los opuestos”. Venimos al planeta Tierra a desarrollar la habilidad de encontrar el justo equilibrio entre los distintos polos. Tenemos que aprender a pararnos justo en el medio.
El Kybalión dice que “los opuestos son iguales en naturaleza, pero que difieren en grados”. Para entender mejor este concepto debemos imaginarnos un termómetro. En él vemos cómo el mercurio sube o baja la escala de grados indicando la temperatura del ambiente. Pero aquí surge una pregunta clave. ¿Dónde empieza el frío y dónde empieza el calor? El límite no está en el grado cero. Cuando hace cero grados se siente mucho frío en cualquiera de las dos escalas conocidas (centígrados o farenheit). De acuerdo con los grados centígrados, para algunos el frío comienza a sentirse a los quince grados, para otros, a los diez. La interpretación es completamente subjetiva.
La conclusión final es que no existe diferencia entre el frío y el calor. Los dos son extremos de una misma cosa, son polos opuestos, la única diferencia entre ellos es el grado en el que se están manifestando. Cuando el termómetro marca los grados menores, tenemos la sensación del frío. Por el contrario, cuando la marca llega a grados mayores decimos que hace calor. Pero en esencia, estamos hablando siempre de la misma cosa: la temperatura.
Veamos otro ejemplo práctico: a veces, cuando amamos demasiado a alguien también pasamos al extremo del odio con facilidad. Después de haber compartido intensamente nuestra vida con una persona, no queremos volver a verla nunca más. Hemos pasado de un polo al otro, como del frío al calor. Cuando alguien afirma que no desea ver más a su ex pareja es porque en el fondo todavía siente mucho amor. Todavía está actuando dentro de la polaridad amor/odio. La ausencia de amor se constata cuando hay indiferencia, cuando a la persona le da lo mismo ver al otro o no.
Tal como lo afirma El Kybalión, los opuestos son lo mismo. Cuando observamos a una persona muy buena y luego la comparamos con otra que es muy mala, en esencia sabremos que estamos hablando de la misma cosa pero en diferentes grados de manifestación; cada una de ellas está ubicada en un extremo. Todos tenemos distintos grados de bondad y también de maldad. Las personas extremistas, para las cuales todo es blanco o negro, tienen más trabajo por hacer porque a ellas les resulta más difícil ser parcial o encontrar el punto medio.
¿Cuál es la razón por la cual debemos aprender a armonizar los opuestos? La respuesta es sencilla: encontrar la unidad en todo. Recordemos lo estudiado anteriormente: en el Universo existe un solo Dios, una sola Fuente, una sola Energía, un solo Amor; por lo tanto, la diferencia que percibimos entre polos opuestos no es real. Lo que existe en esencia es la Unidad. Si queremos acceder al estado de paz y armonía en la cual habita Dios, debemos aprender a encontrar la unidad en todo lo que nos rodea. Mientras más separación percibimos, más lejos estaremos de encontrar el amor y la paz de Dios.Cuanto más separación percibimos más se manifiestan los conflictos.
Debemos aprender a reconocer que el “culpable” también es inocente; que nadie es tan bueno ni tan malo como parece; que nada es tan lindo o tan feo como lo catalogamos; que nada es tan caro o tan barato. Cuando empezamos a ejercitarnos para encontrar la unidad en todo, el resultado que se obtiene es la paz.
Cuando estudiamos el Principio de Vibración, vimos que vibración más alta corresponde al Espíritu; por otra parte, la vibración más baja le corresponde a la materia. Ahora sabemos que, en esencia, los dos extremos son la misma cosa. Sólo cuando aprendamos a pararnos en el punto medio encontraremos la paz. Dicho de otra forma: no se puede vivir feliz en el mundo material sin tener espiritualidad y no se puede ser espiritual si no se tiene orden en el mundo material. Los dos extremos necesitan ser conciliados para lograr una vida armoniosa.
Lo único que no tiene opuestos es el Amor de Dios, que es incondicional, permanente y sanador. Dios nos ama y nos acepta tal como somos. El nos ha creado de esa forma; por lo tanto, Él conoce cada una de nuestras virtudes y defectos. Su aceptación es total y no hay ninguna clase de condenación de su parte. Cuando hablamos de la polaridad amor/odio, por lo general estamos hablando del amor romántico. Recuerda siempre que el Verdadero Amor no tiene opuestos.
Otra parte de este mismo Principio sostiene que “los extremos se tocan”. Para entender esto, veámoslo en otro ejemplo práctico: si yo decido viajar siempre en dirección este y pudiera dar toda la vuelta al mundo, entonces terminaría en el mismo punto de partida. La pregunta que surge entonces es: ¿Dónde está el oeste? La respuesta más acertada de acuerdo con este principio, sería que el este y el oeste son lo mismo.Debemos recordar que “como arriba es abajo, como abajo es arriba”, lo más probable es que si yo viajara a través del Universo siempre en la misma dirección, finalmente terminaría en mi punto de partida. En el Universo todo tiene un movimiento circular cíclico.

Seguramente estarás preguntándote ¿cómo se utiliza este principio en la vida práctica? la explicación es ésta: cada vez que te encuentres viviendo una situación extrema, es decir, que estés ubicado en uno de los polos y desees revertir o neutralizar la situación, deberás comenzar a crear la energía de la polaridad opuesta. De esta manera, llevarás el “termómetro” a su punto medio. Como ejemplo concreto, piensa en lo siguiente: cuando tienes frío, enciendes la calefacción o te abrigas más, es decir, buscas calor. Con el calor se neutraliza el frío y viceversa; con la luz se hace desaparecer la oscuridad; con el amor se transforma el odio, y así con todas las polaridades.
No se puede cruzar de un par de opuestos a otro y esperar un resultado en el primero. Si deseas transmutar una situación, tendrás que utilizar la energía envuelta en ese par, no en otro. Volviendo al ejemplo anterior, si tienes frío, buscas cómo generar más calor -y no otra cosa. Si estás en una situación de pobreza, buscas ganar más dinero, no más frío ni calor. Se debe trabajar siempre con elementos de la misma naturaleza, a los cuales les cambia su grado de manifestación.
Es probable que hayas escuchado alguna vez un comentario como el siguiente: “¿Por qué Dios no le da una pareja a esta chica que es tan buena y servicial? La respuesta se encuentra en este principio. Por que esa joven está generando la energía de las polaridades del servicio y la bondad, pero no la del amor. Con la bondad se elimina la maldad; con el servicio se elimina el desamparo. En otras palabras, no se consigue pareja siendo “bueno”; sólo se consigue Amor cuando se ama. ¿Pero a quién vas a amar si no tienes a nadie? En primer lugar, a ti mismo, y luego a la persona ideal que “fabriques” en tu mente. Sólo así se manifestará el Verdadero Amor en tu vida.
Las personas que tienen problemas de dinero o están en la pobreza deben empezar a dar algo de lo poco que tienen; es decir, deben fingir que están en el otro polo y comenzar a actuar como “ricos” o, al menos, como alguien que tiene algún dinero. Hay personas que piensan que “Dios los va a ayudar económicamente” porque ellos brindan su tiempo sirviendo en alguna institución de beneficencia. Si brindas tu tiempo, todo lo que recibirás a cambio es todo el tiempo que necesites para tu vida personal. Para mantener una vida próspera, es necesario respetar la “Ley del Diezmo”: dar el diez por ciento del dinero que recibimos a la persona, el lugar o la institución que en ese momento nos provee nuestro alimento espiritual. De esta manera, mantenemos en circulación la energía del dinero.
Mis alumnos se asombran cuando les digo que Dios ni se entera de nuestros problemas. Esto es debido a que lo que llamamos “Dios” es una Vibración perfecta del Universo, en el cual no hay discordias, ni guerras, ni niguna clase de problemas. Nuestro problema se reduce a un problema de percepción, porque en este plano percibimos dos polos en todo lo que nos rodea. Aquí estamos experimentando el fenómeno de la separación, que no es real, y hasta que no aprendamos a encontrar la Unidad en todo no “llegaremos a Dios”. Nosotros no vamos hacia Dios; ya estamos en Él. No hace falta morirse para “ir al Cielo”. El Cielo ya está aquí; sólo debemos aprender a reconocerlo. Para eso, necesitamos cambiar nuestra percepción del mundo y eliminar de nuestra mente la idea de polaridades. A este proceso lo definimos como el de “armonizar los opuestos”.

LAS SEMIVERDADES
En otra parte, el principio de Polaridad sostiene que “todas las verdades son semiverdades”. En pocas palabras, esto significa que nadie en el planeta Tierra es poseedor de la verdad completa, sino que todos tenemos nuestra cuota de verdad. Es decir que al igual que con las piezas de un rompecabezas, uniendo nuestra semiverdad con la de los demás, encontraremos la verdad completa. Por eso es importante escuchar a otros. Siempre se aprende algo nuevo de los demás.
En mi trabajo de consultor, a veces atiendo a parejas con problemas, y es allí donde veo más claramente ¿cómo funciona este principio?. Cuando la mujer se queja de su marido, cuenta su semiverdad y tiene su lógica o razón. Pero luego, al escuchar al esposo quejarse de su mujer, veo que él también tiene su razón o semiverdad. Ninguno de los dos tiene la verdad completa; la verdad está en el medio. En todo problema de pareja, las responsabilidades están siempre repartidas en un cincuenta por ciento para cada uno, aunque uno de ellos parezca culpable y otro inocente.

Cuando nos encontramos defendiendo ciegamente nuestro punto de vista, en realidad, estamos errando porque “ninguno de nosotros es portador de la verdad completa”. Por lo tanto, como metafísicos debemos siempre ser flexibles y alertas para aprender de los demás. Cuando criticamos a alguien que piensa o actúa de una manera diferente de la nuestra, en realidad, nos estamos cerrando a la posibilidad de aprender otra parte de la verdad. Cada persona, aunque nos parezca errada, tiene su porción de conocimiento. El mantener nuestra mente abierta nos ayudará a escuchar y aprender otra forma de lógica que, finalmente, nos llevará a encontrar el punto medio, o sea, aquello que definimos técnicamente como la armonización de los opuestos.
Al estar frente a personas o situaciones que ponen en conflicto nuestra manera habitual de pensar, es aconsejable pedir Guía a nuestro Espíritu; pedir que se nos revele ¿qué tenemos que aprender de eso, cuál es el mensaje o semiverdad?

En el camino de la evolución espiritual se debe evitar todo tipo de fanatismo. No tienes ni siquiera que defender las ideas que estás estudiando ahora. Si estás de acuerdo, tómalas como parte de tu semiverdad, pero siempre mantente abierto a seguir aprendiendo de numerosas fuentes. El fanatismo lleva a pararse en un polo, en un extremo; por lo tanto, nunca te conducirá a vivir en paz. La Verdad está siempre en el medio.
Las personas que tienden a ir a los extremos en sus reacciones tienen más trabajo que realizar. Las conductas extremistas producen resultados extremistas, por lo tanto, tampoco conducen a soluciones felices. Cada uno de nosotros debe aprender a encontrar el punto medio y su propio equilibrio.
La razón por la cual somos poseedores solamente de una semiverdad es que debemos aprender a encontrar la unidad en todos. Nuestro ego genera diferencias y separaciones entre las personas pero, de acuerdo con este principio “Todos somos parte de lo mismo”. Dicho en términos metafísicos, “El Hijo de Dios es Uno solo y está formado por cada uno de Nosotros”. Nuestro ego se resiste a esa idea y no quiere renunciar a su individualidad.
Si analizas los grandes problemas del mundo, te darás cuenta de que, en esencia, están generados por el ego humano: la diferencia de razas, culturas, economías, límites entre países, y demás. En síntesis, es un problema de percepción errónea. Cuando aprendamos a ver la Unidad en cada uno de nosotros, la mayoría de estos problemas desaparecerán de la Tierra.

LA POLARIDAD DAR/RECIBIR
Muchas personas se quejan que dan mucho reciben poco. La persona que está acostumbrada a dar siempre se encuentra parada en uno de los polos o extremos y, mientras se mantenga en esa posición, no habrá manera posible de que reciba algo del Universo. Esto se debe a que la persona está vibrando con la Energía del Dar y carece por completo de la energía opuesta, la del Recibir. Por lo general, estas personas se sienten incómodas cuando reciben un regalo o cumplido; en el peor de los casos, lo rechazan por completo. La aplicación del Principio de la Polaridad nos permite transmutar las energías de un polo al otro para manifestar un determinado resultado.
Para cambiar esta situación, es necesario que la persona aprenda a “recibir”. Por ejemplo, si recibe un regalo, solamente tiene que agradecerlo y bendecirlo, y no salir corriendo a comprar otro regalo en devolución. Si alguien le dice un cumplido o algo agradable, sólo debe agradecer. Es curioso, pero para muchos no es fácil recibir. Esto se debe a que en la Conciencia de la persona existen ciertas asociaciones negativas con el hecho de recibir. Algunos creen que si aceptan regalos de otros, estarán sometidos a su voluntad. Otros creen que no se lo merecen o que no es necesario. Cualquiera sea el pensamiento negativo, deberá ser eliminado y reemplazado por otro de gratitud. Como estudiante de metafísica tienes que estar siempre abierto y receptivo a todo lo que el Universo te quiera brindar.
En definitiva, quien no recibe, no ha desarrollado la polaridad del “recibir”. En el orden práctico, se debe trabajar con la mano izquierda, ya que todo el lado izquierdo del cuerpo desarrolla la energía del recibir. Al principio, uno se siente torpe usando esta mano, pero, con el tiempo y la práctica, las tareas se vuelven más sencillas. En el caso de la gente zurda, la regla se invierte.
Por otra parte, la mano derecha y todo ese sector del cuerpo desarrollan la energía del dar. A las personas acostumbradas a dar demasiado, a menudo les sugiero que cierren su mano derecha y que abran la izquierda, moviendo los dedos hasta calentar bien la mano. De esta manera sencilla, se activan los canales de recepción de nuestro Ser.
Si consideramos cada uno de los eventos externos como un reflejo de nuestras programaciones internas, podremos reconocer claramente cuándo estamos trabados en nuestro canal de receptividad. En definitiva, aquellas personas que nos desilucionan por no darnos lo que esperamos de ellas, en realidad, nos están enseñando que no estamos listos para “recibir”. Esto ocurre cuando no recibes el amor que deseas de tu pareja, cuando no te otorgan el aumento de sueldo prometido, cuando no logras la atención de tus familiares o amigos, o en cualquier otra situación en la que el resultado no responde a tus expectativas. En lugar de aferrarte a la desilusión, es más ventajoso que te pongas a trabajar para abrir todos los canales energéticos de tu Ser que favorezcan la Receptividad.
Para lograrlo, también es aconsejable extender ambos brazos, abrir ampliamente las manos y afirmar con mucha emoción: “Estoy abierto y receptivo a todo lo bueno para mi. A partir de hoy, Acepto abundancia de amor, el dinero, la salud, el éxito, la felicidad y todo bien… que ya me ha sido dado y que me merezco. Y lo acepto ahora mismo”.
Yo realizo este ejercicio cada día a la mañana, apenas me levanto. De esta manera me preparo para recibir todo lo bueno que la vida tiene para mí.
Si lo que quieres aceptar es más Amor, puedes extender tus brazos y afirmar: “El Amor Divino me conduce a una relación amorosa con mi pareja perfecta y me mantiene en ella. Y ahora acepto con amor a la pareja perfecta para mí, que se manifiesta en el plano físico ahora mismo porque Yo Soy capaz de Amar, Digna de ser Amada, estoy lista para recibirlo en mi vida y brindarnos un Amor Divino e Incondicional, feliz y porque me lo merezco. Gracias Dios porque él/ella ya está en mi vida. Y así es”.
Si quieres recibir más Dinero $$$, afirma: “Mis ingresos aumentan día a día. Yo Soy muy próspero y exitoso en todo lo que emprendo”.
Para incorporar en nuestra mente estas nuevas ideas, es necesario repetir las afirmaciones muchas veces… en tiempo presente, en voz alta (recordemos que la “palabra” tiene una vibración más alta que nuestro pensamiento; por lo tanto tiene más fuerza y poder… nuestra “palabra” es una orden que enviamos al Universo para que se realice), por eso debemos decretar, hablar con sentimiento, alegría y acompañarlas con gestos corporales… mímica, que acentúen la idea.
Por ejemplo, para hacer más poderosa la idea de que tus ingresos aumentan cada día, puedes agacharte un poco y luego, al enderezar tu cuerpo, repites la afirmación mientras extiendes tus brazos. Cuanto más teatralices lo que afirmes, más pronto se hará realidad.

  1. PRINCIPIO DE POLARIDAD (2da. Parte)
    LA IMPACIENCIA
    Durante el proceso de crecimiento espiritual cada aspirante tiene que enfrentarse con una barrera muy común: la impaciencia. El deseo de obtener resultados rápidos o de alcanzar mayores niveles de comprensión se convierte en una frustración difícil de superar. Para muchos de ellos, la palabra “paciencia” es otra mala palabra y una virtud muy difícil de desarrollar.
    La impaciencia no es más que una resistencia a los cambios. Desde el punto de vista metafísico, la impaciencia es la falta de capacidad para incorporar algo nuevo.
    Cuando sembramos una “semilla” en un terreno fértil, lo primero que brota es un pequeño gajo muy tierno y frágil. Con sólo darle un pisotón a la planta, podemos destruirla completamente. Sin embargo, si la cuidamos y la regamos a diario, esa planta crecerá fuerte y firme, y podrá resistir cualquier tormenta en el futuro. De esta manera, la planta nos dará flores y frutos. Desde el momento en que sembramos la semilla hasta que obtenemos los frutos, existe un tiempo determinado, un proceso necesario e imposible de evitar. “Todo en el Universo tiene su tiempo de gestación”.
    Siguiendo esta analogía, cuando intentamos cambiar algo en nuestro carácter es como si depositáramos una nueva “semilla” en la Conciencia. Para ver los frutos futuros, tendremos que cuidar pacientemente aquello que estamos tratando de desarrollar.
    La impaciencia es una fuerte resistencia a incorporar nuevas conductas. Las personas más impacientes pretenden que las cosas les salgan bien desde el principio y esto es prácticamente imposible. Cuando uno ensaya una nueva conducta, lo más probable es que vuelva más fácilmente a repetir una y otra vez la conducta anterior. Sin embargo, si se sigue ensayando a lo largo del tiempo, finalmente la nueva conducta quedará incorporada a la personalidad.
    Para entender mejor el concepto debemos comparar este proceso al entrenamiento que realiza un deportista. Cuanto más se entrena, más eficaz será en su desempeño físico. Debemos pensar que ningún deportista tiene el mismo rendimiento el primer día que en los días posteriores sino todo lo contrario. El entrenamiento le exige constancia, intención y acción.
    Por lo general, las personas impacientes están en conflicto con el paso del tiempo. La sensación de que hay que esperar demasiado tiempo o, por el contrario, de que no alcanza el tiempo para la actividad requerida sólo acelera la manifestación de la frustración.
    A aquellos a quienes no les alcanza el tiempo, le recomiendo comenzar a trabajar con la siguiente afirmación: “El tiempo se alarga cuando lo necesito. El tiempo se acorta cuando lo necesito. El tiempo es mi aliado y siempre tengo todo el tiempo que necesito”.
    El trabajo del escritor exige paciencia y constancia; un libro no se escribe en un sólo día. Uno de los primeros trabajos de escritura que realicé en los Estados Unidos fue el de redactar un informe referido a los niños para una compañía de programas de computadora. Aquel proyecto me exigía un esfuerzo de por lo menos un año. Sin embargo, comencé a aplicar los conceptos metafísicos para dominar el tiempo y éste se redujo notablemente. Cada mañana, me paraba frente al espejo, me miraba a los ojos y afirmaba con emoción: “Todo lo que escriba hoy va a fluir fácilmente. Escribo en forma rápida y correcta”. Al final, agregaba afirmaciones de prosperidad. “Este proyecto es muy exitoso y me permite ganar abundante dinero”.
    Terminé el trabajo en tres meses y el informe se sigue vendiendo hasta la fecha con mucho éxito. Ha sido traducido a varios idiomas, incluyendo el griego y el ruso, algo que nunca imaginé cuando hacía mi programación. Sin embargo, la vida me sorprendió llevando mi proyecto por el camino más exitoso, tal como yo lo había pedido.
    A los estudiantes, les recomiendo que, antes de abrir los libros, realicen la siguiente afirmación en voz alta: “Todo lo que estudio hoy lo asimilo con facilidad y lo recuerdo cuando es necesario”. De esta manera, la mente captará y retendrá toda la información que se lea y la traerá a la memoria tanto en un examen como en cualquier momento de la vida profesional futura cuando sea necesario.
    Un metafísico “Vive en el futuro y lo trae al presente”. La mayoría de la gente vive en el pasado contaminando su futuro. El metafísico se concentra en aquello que quiere lograr y lo disfruta como si ya fuera una realidad ahora mismo. De esta manera, vive en el presente lo que desea para su futuro. Disfruta de la futura pareja como si ya estuviera a su lado; se siente rico y generoso, aún cuando su condición económica sea la misma; disfruta de las vacaciones aunque todavía no haya viajado. Estos sueños, lejos de ser una fantasía, son sus objetivos y, por eso, dispone de todos sus sentidos para crear esa nueva realidad. De este modo, genera la energía que acompaña a aquellos logros provocando su manifestación en el presente. Cuando hablamos del tiempo, debemos saber que el Principio de Polaridad nos ayudará a vivir siempre en el presente.
    La gente común se preocupa por su futuro y siembra en su Conciencia dudas y miedos, lo cual es muy nocivo. La preocupación se convierte en un imán poderoso que termina atrayendo aquello que la persona no desea. Como ejemplo, podría decirse que la persona que más le teme a los robos es aquella que finalmente es asaltada. La mayoría de nuestros miedos y preocupaciones provienen de malas experiencias del pasado; tienen cierta lógica en nuestra mente, lo cual les da poder, ya que el temor atrae en forma negativa como un imán lo que más tememos. Recordemos que siempre “Somos nosotros los que estamos eligiendo cómo pensar, hablar, sentir, Ser y qué Tener… somos los Arquitectos de nuestra Vida y Destino”
    En los casos más absurdos, los principales miedos ni siquiera son propios sino heredados de algunos de los padres o tomados del entorno.
    Lamentablemente, en nuestra cultura está bien visto el “preocuparse” por nuestros seres queridos. Desde el punto de vista metafísico la preocupación sólo agrava el problema, porque se pone la atención en el problema y no en la “solución”.
    Cuando se quiere ayudar a alguien que está sufriendo alguna aflicción debemos lograr que recupere su Fe poniendo el énfasis en la “solución”. Los primeros en tener esa FE debemos ser nosotros; por lo tanto, no debemos preocuparnos sino ocuparnos.
    Muchos Padres creen erróneamente que ayudan a sus hijos preocupándose por ellos. En realidad, lo único que hacen es agravarles su problema. Por tal motivo, insisto en que debemos concentrarnos en la “solución feliz” de cualquier problema que tengamos en el presente.
    Generalmente, cuando queremos movernos de un polo al otro, la vida se vuelve caótica. La gente común interpreta esto como “mala suerte”, pero el metafísico sabe que los “problemas” que emergen en el camino representan una gran oportunidad para sanar y corregir errores en nuestra Conciencia.
    Esto se ve muy claramente en la persona que desea vivir un “Gran Amor”. Previo a encontrar ese gran amor, la persona vivirá algunas experiencias dramáticas y disfuncionales que la ayudarán a tomar Conciencia de sus propios errores, programaciones negativas, miedos y demás, y a sanar todo aquello que le impide concretar su propia felicidad.

DESAFIANDO EL KARMA

Durante el proceso de la manifestación de tus deseos, notarás algo curioso: aquello que más deseas, a veces, te parecerá más difícil de alcanzar, mientras que otros deseos de menor importancia se harán realidad casi sin esfuerzo. También puede ocurrir que eventos importantes se manifiesten aún cuando ni siquiera lo habías programado en tu mente. A partir de esto, uno fácilmente puede llegar a la conclusión errónea de que al programar nuestros deseos estamos entorpeciendo el proceso. Sin embargo, no es así.
Todo aquello que se nos manifiesta fácilmente es lo que, de alguna manera, ya tenemos ganado en Conciencia, en cierto nivel mental, lo consideramos posible, sentimos que estamos listos para recibirlo y sabemos que lo merecemos. Muchas de estas situaciones se han ganado en el proceso de vidas anteriores y, por eso, resultan tan fáciles en la vida presente. Hay personas que encuentran fácilmente su pareja, mientras que parecería que otras nunca tienen la suerte de dar con la persona adecuada. Lo más probable es que las primeras hayan pasado por problemas similares a los que tuvieron las segundas, pero en una vida anterior; por lo tanto en el presente parecen estar un escalón más arriba.
Cuando empezamos a elegir conscientemente, estamos desafiando las limitaciones impuestas por nuestro karma. Comenzamos a utilizar nuestra voluntad para producir un resultado determinado que aún no hemos logrado. Entonces, nos valemos de todas las herramientas que conocemos: afirmaciones, visualizaciones, meditaciones, y demás. Este proceso puede ser muy desalentador por varios motivos.
El primero es que, al iniciarlo, tendremos que enfrentar en primer lugar todo aquello que se opone a nuestro deseo. Una persona que siempre ha sido pobre y elige ser rica tendrá que ser consciente de todos los pensamientos de pobreza que contiene en su interior, y luego deberá hacer un gran esfuerzo para reemplazarlos por pensamientos de abundancia y riqueza.
El segundo motivo es que durante este proceso pueden manifestarse situaciones incompletas que no responden al objetivo seleccionado. La persona pobre empieza a tener ciertos negocios o ingresos de dinero pero que aún están lejos de representar su riqueza. Mucha gente se desalienta cuando, en realidad, lo único que debería hacer es tomar estas manifestaciones como “señales” de que está marchando por el camino correcto, sabiendo que aún hay más trabajo por hacer. Yo comparo este proceso al de cocinar una torta en el horno. Uno puede abrir la puerta del horno antes de tiempo y, aunque la torta tiene todos sus ingredientes, no está totalmente cocida.
Cuando algo se manifieste en forma parcial y no completa, no debes decepcionarte sino continuar el trabajo que estés haciendo. Tarde o temprano, verás el resultado total. Recuerda que estás desafiando las reglas impuestas por tu destino porque has elegido crecer y vivir mejor. No hay nada de malo en eso, sino todo lo contrario. Pero ten presente que esta evolución exigirá un esfuerzo de tu parte.
En nuestra carta natal se ven claramente tanto las situaciones que ya tenemos ganadas en Conciencia, aquellas, en las que tendremos suerte o serán muy fáciles de adquirir, como aquellas que representan desafíos, dolor y frustraciones. En síntesis, una carta natal no es más que un “mapa del pensamiento de la persona”. La combinación entre planetas refleja su manera de pensar y ver las distintas situaciones de la vida. Las personas más primitivas, las que no se cuestionan acerca del sentido de su vida y no desarrollan un contacto más directo con su Espíritu, son las que responden más fielmente a todo lo que está escrito en su carta natal. En esos casos, se puede calcular hasta el día y la hora de sus sucesos principales. Por otra parte, las personas que empiezan a elevarse espiritualmente, comienzan a escapar a los condicionamientos planetarios. Por este motivo, es inútil hacerles la carta natal a los santos o a grandes maestros espirituales, porque sus vidas están más allá de las influencias astrales.
Volviendo a los casos más mundanos, si consideramos la carta natal como un mapa del pensamiento, podemos deducir que “cambiando las pautas del mismo, podemos cambiar el destino”. En definitiva, lo que está escrito es la situación a la que nos vamos a enfrentar pero no la resolución final. Existe una tendencia en una determinada dirección; por eso se dice que los astros “inclinan pero no obligan”. A esta porción de libertad es a la que llamamos “libre albedrío”.
El libre albedrío no es más que la libertad que tenemos de elegir nuestros pensamientos. Frente a una situación conflictiva, uno puede elegir reaccionar como la víctima o como el que gana; o uno puede elegir entre enojarse o aprender. Para hacer uso del libre albedrío es necesario actuar conscientemente en la vida. Sin ninguna duda, podemos cambiar nuestro karma porque éste no es más que otra idea que habita en nuestra Conciencia. El verdadero metafísico aprovecha todo el conocimiento que se le brinda en su beneficio, haciendo prevalecer su deseo y voluntad. En mi opinión, la acción del karma se ha acelerado en nuestra época. Esto es así porque nos estamos moviendo dentro de la Era de Acuario, en la cual accederemos a una nueva frecuencia de vida. Para lograrlo, debemos primero desprendernos de una gran carga que nos ata al pasado. La aceleración del karma hace que tengamos que reparar nuestros errores en esta existencia y no en otras futuras.
Siempre les digo a las personas que nunca deben resignarse a sufrir situaciones de carencia, pobreza, soledad, enfermedad, o cualquier forma de negatividad. A la gente común se les ha enseñado a aceptar su infortunio diciendo: “Es la Voluntad de Dios”. Sin embargo, un metafísico o cualquier persona que esté transitando por este camino espiritual sabe que la “Voluntad de Dios es siempre su Felicidad”. Cuando surgen los problemas es porque, de alguna manera, estamos quebrando alguno de los principios que estamos estudiando en este curso y lo que debemos hacer al tomar Conciencia de ello es “reparar el error y cambiar positivamente”. Solamente funcionando como Dios lo hace, podremos vivir en la Tierra como en el “Cielo”.

EJERCICIO: AUMENTAR LA POLARIDAD OPUESTA

Sobre la base de nuestra “Lista de Objetivos”, debemos tomar cada uno de ellos y analizar ¿cuál es la polaridad que nos falta desarrollar?. Técnicamente, lo que se hace es buscar el polo de la misma naturaleza y se comienza a elevar el grado vibratorio.
A manera de ejemplo: si se quiere resolver un problema de dinero, hay que seleccionar la polaridad pobreza/riqueza. El problema nos sitúa más del lado de la pobreza, por lo tanto, tendremos que comenzar a desarrollar la energía del polo opuesto. Para eso nos valdremos de afirmaciones, visualizaciones y de todos los elementos externos que nos ayuden a poner en la mente pensamientos de abundancia. De esta forma, vamos creando la vibración de la riqueza, que tarde o temprano se manifestará.
Desarrollar el polo opuesto significa, comenzar a actuar con las características de ese polo. Continuando con el ejemplo anterior, debemos empezar a “fingir” que el problema ya está resuelto. Para lograrlo, podemos comprar en el supermercado algo que nos haga pensar en los ricos, no hace falta gastar mucho dinero, sino usar la imaginación y el poder de la intención.
Esta técnica también se usa para resolver problemas amorosos. Si una persona se encuentra sola, está dentro de la polaridad Soledad/compañía. Para salir del polo de la soledad, primero la persona tendrá que empezar a repetir afirmaciones y visualizar a su pareja perfecta. Luego, lo más importante, tendrá que “fingir” que la persona que anhela ya está a su lado; para eso, deberá emprender numerosas acciones dirigidas hacia esta polaridad. Por ejemplo, la persona tendrá que preparar su casa para darle la “Bienvenida a su futura Pareja”: puede ordenar el cuarto, modificar la decoración del lugar, cambiar los cuadros, o incluso comprarle un regalo. Todo deberá hacerse con la intención de generar la energía que se siente al estar acompañado de la persona que uno ama. De esta manera, el metafísico trae el futuro al presente.

EJERCICIO: ELEGIR UN SOCIO

Aunque no es bueno hablar de nuestros objetivos con los demás, durante el proceso de estudio, siempre recomiendo a mis alumnos “asociarse” con alguien afín. El objetivo de tener un “socio” es el de ayudarse mutuamente en el proceso de manifestación. Pueden hablar libremente de sus objetivos, sabiendo que el otro aportará una cuota de fe. La manera de ayudarse es “aceptando en su propia mente lo que su Socio desea obtener”
Para lograrlo, se puede trabajar con afirmaciones tales como: “Acepto ahora para “…” su divina, amorosa, nueva, disponible, perfecta pareja y completa armonía y felicidad en sus vidas. Yo sé que mi “palabra tiene poder” y el deseo de “…” se hace realidad en el plano físico ahora mismo. Hecho está. Y así es. Amén, Amén, Amén”. Podemos “aceptar” por él/ella… su progreso material, un nuevo trabajo, la curación de una enfermedad, y demás pero nunca podemos elegir el objetivo sin la autorización de la otra persona.
Además, podemos agregar en nuestro mapa del tesoro la imagen que represente el objetivo de “nuestro Socio”. Por ejemplo, la fotografía de su futura casa, auto, lugar de vacaciones o pareja. En este caso, debemos escribir en algún lugar el nombre de la persona para dejar bien claro al Universo que estamos aceptándolo como algo bueno para él/ella. De esta manera podemos ayudar a los demás a superar sus problemas, siempre y cuando ellos así lo deseen.