El mal humor del padre causa estragos en el desarrollo emocional y cognitivo de sus hijos

Friedrich Nietzsche afirmó: “aquel que no tiene padre, debería procurarse uno”. El filósofo se refería a que los padres son tan importantes para el desarrollo de los niños como las madres. De hecho, tanto el amor como el rechazo de cualquiera de los dos progenitores pueden afectar profundamente el equilibrio emocional, la autoestima y la salud mental de sus hijos.

En diferentes estudios se ha apreciado que la ausencia del padre conlleva a problemas de adaptación en los niños, así como a la aparición de comportamientos disruptivos y de riesgo a medida que crecen. Obviamente, su presencia y comprensión tienen el efecto contrario: facilitan la adaptación del niño y promueven un desarrollo psicológico saludable.

El estado mental del padre afecta directamente a sus hijos

Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan realizaron un estudio en el que analizaron la importancia de los padres en la vida de sus hijos. A lo largo de la investigación recogieron los datos de unas 730 familias de todo el país. 

Estos psicólogos se centraron en analizar los efectos del estrés paterno y los problemas mentales como la depresión y la ansiedad en los hijos. Así encontraron que estos problemas afectaban la relación de los padres con los niños y, por ende, influía en el desarrollo de estos. 

Obviamente, se trata de un resultado previsible, algo así como descubrir el agua tibia. Sin embargo, lo más interesante fue que el estado mental de los padres tenía implicaciones a largo plazo en sus hijos, sobre todo relacionadas con habilidades sociales como el autocontrol y la capacidad para cooperar con sus coetáneos. 

Por ejemplo, se apreció que cuando los padres sufrían depresión durante los primeros años de la vida de sus hijos, esta podía afectar más el desarrollo social de los niños que la depresión o la ansiedad materna. En el estudio también se comprobó que un nivel elevado de estrés de los padres cuando sus hijos tienen entre 2 y 3 años, es particularmente dañino para el desarrollo cognitivo y del lenguaje. 

Lo más curioso es que estos problemas surgieron independientemente de la influencia positiva que podía ejercer la madre. No obstante, como era de esperar, la influencia de los padres fue más patente en los niños que en las niñas, probablemente porque estos se identifican más con la figura paterna y, por ende, les afecta más su comportamiento.

Los daños que provoca la ausencia del amor paterno

En los últimos años los psicólogos han comenzado a estudiar con mayor profundidad el rol de los padres en el desarrollo infantil. Así han surgido diferentes investigaciones que resaltan la importancia de la figura paterna. Se ha apreciado que cuando los pequeños tienen un padre que se involucra activamente en su educación, se muestran más seguros para descubrir su entorno y son más estables emocionalmente a medida que crecen.

También suelen tener un mejor desempeño académico y desarrollan mayores habilidades sociales.

Hace poco unos psicólogos de la Universidad de Connecticut analizaron los datos de 36 estudios, que incluyeron a 10.000 padres y sus hijos e hijas. Estos investigadores querían comprender cómo un padre distante o frío podía afectar el desarrollo de sus hijos. Encontraron que los niños que se sentían rechazados por sus padres, mostraban signos de ansiedad e inseguridad, así como conductas más agresivas y hostiles.

Estos resultados hacen patente el hecho de que los padres son tan importantes para el bienestar psicológico de sus hijos como las madres, y que tienen una enorme responsabilidad en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.

Padres, ¿cómo mejorar el estado de ánimo?

La paternidad no es una misión sencilla, sobre todo para los padres primerizos. Es normal que los padres, al igual que las madres, tengan sus propios temores, inseguridades e inquietudes. A esto se le suma que muchos padres se sienten obligados a mostrarse fuertes y ser el apoyo emocional de sus parejas, por lo que corren un riesgo mayor de sentirse desbordados emocionalmente. De hecho, esta situación los hace más propensos a padecer un estrés elevado, lo cual le hará mal al pequeño.

– Reconoce los signos de estrés. El primer problema que tienen muchos padres es que, imbuidos en su rutina cotidiana y sintiéndose obligados a ser el sostén de la familia, ni siquiera reconocen los signos de estrés. Por eso, el primer paso es reconocer que te sientes ansioso o estresado. También es importante que detectes los detonantes del estrés en tu vida cotidiana, para que puedas eliminarlos o al menos minimizar su impacto.

– Reserva un espacio para ti. Es importante que los padres tengan una vida propia, más allá de los cuidados y la atención que puedan darle a su hijo. Por eso, asegúrate de pasar tiempo de calidad y a solas con tu pareja, así como de no abandonar por completo tus aficiones. Ese tiempo te permitirá relajarse y reponer energía. Recuerda que para cuidar de tu hijo, primero debes cuidar de ti.

– Expresa lo que sientes. Hablar de tus miedos, preocupaciones y ansiedades te ayudará a sentirte mejor. No tienes por qué esconder esos sentimientos. De hecho, es importante que tu pareja conozca tu preocupación por ser un buen padre y por apoyarle, sentimientos que os permitirán fortalecer los lazos que os mantienen unidos.

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