Louise Hay. Amarse a uno mismo. 10 pasos para amarse a uno mismo

Louise Hay. Amarse a uno mismo. 10 pasos para amarse a uno mismo. Louise Hay

Vamos a examinar algunas formas de amarnos a nosotros mismos que pueden resultar útiles para aquellos de vosotros que ya llevan algún tiempo trabajando en ello, y también para las personas que acaban de comenzar.

Yo los llamo mis Diez Pasos; a lo largo de los años he enviado la lista a miles de personas. Amarse a uno mismo es una aventura maravillosa; es como aprender a volar. ¿Te imaginas que todos tuviéramos el poder de volar a voluntad? ¡Sería fantástico! Empecemos a amarnos ahora mismo.

En un aspecto o en otro, por lo visto todos sufrimos de alguna carencia de amor a nosotros mismos. Nos resulta muy difícil amarnos porque llevamos dentro esos supuestos defectos que nos hacen imposible amarnos tal como somos. Generalmente nos ponemos condiciones para amarnos, y cuando entablamos alguna relación también ponemos condiciones para amar a la otra persona. Todos hemos escuchado que no podemos amar de verdad a los demás hasta que nos amemos a nosotros mismos.

De modo que, ahora que ya hemos visto las barreras que hemos levantado para obstaculizarnos, veamos cómo hacemos para lanzarnos al paso siguiente:

  1. Dejemos de criticarnos

Este es quizá el punto más importante. Si nos decimos a nosotros mismos que, pase lo que pase, estamos bien y valemos, podemos cambiar con facilidad nuestra vida. Pero si nos decimos que estamos mal, nos resultará enormemente difícil lograrlo. Todos cambiamos, todos.

Cada día es un nuevo día y hacemos las cosas de manera algo diferente a como las hicimos el día anterior. Nuestra capacidad para adaptarnos y avanzar con el proceso de la vida es nuestro poder.Las personas que proceden de hogares problemáticos suelen tener un sentido de la responsabilidad exagerado y han adquirido la costumbre de juzgarse sin piedad. Crecieron en medio de la tensión y la angustia. El mensaje que recibieron cuando eran niños les hace pensar: «Seguro que algo no funciona bien en mí».

Piensa por un momento en las palabras que empleas cuando te regañas. Las más comunes son: inútil, descuidado, feo, bobo, indigno, perezoso, etc. ¿Son éstas las mismas palabras que empleas para describirte?Tenemos una gran necesidad de fortalecer nuestra propia valía y mérito, porque cuando pensamos que no valemos lo suficiente encontramos la manera de ser siempre desgraciados.

Nos creamos enfermedades y dolor, aplazamos cosas que nos beneficiarían, maltratamos nuestro cuerpo con comidas dañinas, con alcohol y otras drogas…En cierta manera todos nos sentimos inseguros, porque somos humanos. Aprendemos a no pretender que somos perfectos. La necesidad de ser perfectos sólo nos crea una enorme presión, y nos impide ver los aspectos de nuestra vida que necesitan curación.

En lugar de eso podríamos des- cubrir nuestras aptitudes creativas, nuestra individualidad, y valorarnos por esas cualidades que nos distinguen de los demás. Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en la Tierra, papel que oscurecemos al criticarnos.

2. Dejemos de asustarnos

Muchos de nosotros nos llenamos de miedo con pensamientos aterradores, logrando con ellos hacer las situaciones peores de lo que son. Cogemos un pequeño problema y lo transformamos en un monstruo gigantesco. Es una forma terrible de vivir, siempre a la espera de que ocurra lo peor en nuestra vida. ¿Cuántos de vosotros os vais a la cama por la noche imaginándoos el peor de los guiones posibles para un problema?

Eso es lo mismo que hace un niño pequeño cuando se imagina que hay monstruos debajo de la cama y se asusta por ello. Si haces esto, no es raro entonces que no puedas dormir. Cuando eras pequeño necesitabas que tu madre o tu padre vinieran a tranquilizarte. Ahora que eres adulto sabes que tienes la capacidad de tranquilizarte a ti mismo. Esto suelen hacerlo mucho las personas enfermas. Con frecuencia se imaginan lo peor, si es que no están ya planeando sus funerales. Ceden su poder a los medios de comunicación y se consideran datos estadísticos.

También ocurre a menudo en las relaciones. Alguien no te llama por teléfono e inmediatamente supones que no eres digno de amor y decides que jamás vas a volver a embarcarte en otra relación. Te sientes abandonado y rechazado.Lo mismo sucede con el trabajo. Alguien te hace un comentario y comienzas a pensar que te van a despedir. Construyes estos paralizantes pensamientos en tu mente. Recuerda que los pensamientos de temor son afirmaciones negativas. Si habitualmente repasas en tu mente situaciones o pensamientos negativos, busca la imagen de algo con lo que verdaderamente te gustaría reemplazarlos.